RECURSOS HUMANOS – ENTRENAMIENTO: EXPERIENCIA OUTDOOR
Hay corrientes inmedibles de pensamientos corriendo bajo el puente de la teoría de creación de conocimiento y aprendizaje. Basándonos en Michael Polanyi, quien sostenía la existencia de conocimiento tácito y explícito, el primero vinculado a las rutinas e interiorización y el segundo referido a lo codificable, los autores del libro “La organización creadora de conocimiento”, Nonaka y Takeuchi, desarrollan un modelo de creación de conocimiento.
El modelo de espiral, de cuatro etapas, socialización, exteriorización, interiorización y combinación; combinan conocimiento tácito y explicito, con instancias individuales a organizacionales. Una de las formas de aprendizaje involucra la posibilidad de articular el conocimiento tácito, lo cual incluye la necesaria experimentación para poder entender, socializar e interiorizar el conocimiento tácito de otra persona.
De igual modo que los tama dashi kai, o campamentos de tormentas de ideas de Honda; los entrenadores de Whirlpool, interiorizan y socializan conocimiento sobre los productos de dicha marca, en un campo experimental de entrenamiento.
El aprendizaje desde el padecimiento o placer de uso y consumo de productos, entrega a la organización un bagaje de conocimiento importante sobre sus propios productos. Y esto no sólo es valioso para quien aprende porque necesita transmitirlo a otros, sino también para quienes diseñan, por la fuerte retroalimentación que se obtiene de estas experiencias.
Seguidamente, comentamos el caso de The Real Whirled, una casa completamente equipada con electrodomésticos de Whirlpool y de la competencia que se convirtió en el lugar idóneo para que los representantes de ventas de la marca se pongan en los zapatos de los consumidores.
LA EXPERIENCIA COMO MÉTODO
Que siete personas desconocidas convivan en una casa por más de dos meses ya no sorprende a nadie. Programas de televisión al estilo “Big Brother”, “Solos en la casa” y, por qué no, “Perdidos en el espacio” trivializaron estas costumbres posmodernas. Pero que lo hagan como parte de su entrenamiento corporativo, en cambio, sí resulta novedoso.
Durante su estadía en The Real Whirled, los participantes, que luego se convertirán en entrenadores de marca y productos para el comercio detallista y fuerza de ventas de Whirlpool, prepararon más de 900 platos de comida, lavaron 120 bolsas de ropa sucia y dedicaron incontables horas a llenar y vaciar refrigeradores, lavaplatos y secadoras.
“En vez de entrenarlos en las distintas gamas de productos, para que luego puedan capacitar a los comerciantes y a nuestros vendedores, tratamos de crear un ambiente que los sumerja profundamente en la experiencia de la marca. No queríamos que sólo recibieran entrenamiento en un ambiente corporativo. Queríamos que vivieran en una casa y usaran los productos que utilizan nuestros consumidores”, explica Christopher Wyse, director de Comunicación de Whirlpool Norteamérica.
Para esta misión se recicló una antigua casa de campo de ladrillos rojos de siete dormitorios, ubicada cerca de los cuarteles de la empresa en Benton Harbor, Michigan, Estados Unidos. Allí conviven los siete participantes, entre los que por lo general se incluyen varios jóvenes recién salidos de la universidad cuya experiencia en las labores domésticas se reduce en muchos casos a llevar la ropa sucia a la casa de su madre. Los casados se mostraron, en cambio, menos dispuestos a participar del programa y separarse de su familia por dos meses.
Las jornadas son intensas en “The Whirled World”. Los participantes pueden comenzar el día preparando huevos en un microondas de Whirlpool y de la competencia. Luego pueden separar los platos y lavarlos en diferentes artefactos. Estudiar cuál es el desempeño, el nivel de ruido, la facilidad para cargar y vaciar el lavaplatos es, por ejemplo, parte de su tarea. Ensuciar ropa con salsa de tomate y mostaza y ver si el lavarropas Catalyst realmente deja “el blanco más blanco” es otro de los desafíos.
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