Sunday, March 06, 2005

MANAGEMENT – CONOCIMIENTO: SOCIEDAD DE LA INFORMACIÓN Y SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO

OCS :: Observatorio para la CiberSociedad

Este artículo, es una continuación del anterior… En este se plantea, la creación de conocimiento en la organización, dada la creación de conocimiento, quienes son los llamados trabajadores de conocimiento. Y finalmente, un debate reflexivo sobre la sociedad de la información y la sociedad del conocimiento. Disfrútenlo

Marita Venturín Del Piero
consultor-externo@uolsinectis.com.ar

Antes que nada, si se me permite quisiera hacer saber que este artículo esta dedicado a dos personas. Una es ex alumna de la Lic. en Comercialización, Eli Marzano, de quien aprendí mucho. Y, también, a un colega, articulista y amigo de Colombia, Ignacio Gómez Escobar, Gracias Ignacio por leer mis artículos.

El artículo de la semana anterior culminaba más o menos así… El debate, de si el crecimiento en inversiones en TIC como instrumento de transmisión de información, tendrá una respuesta en el crecimiento del conocimiento, implica considerar otros aspectos. Bien, ahora consideraremos aquello que Nonaka y Takeuchi dieron en llamar en su libro “La organización creadora de conocimiento” el modelo de creación de conocimiento organizacional que relaciona tanto al conocimiento tácito como al codificado con el conocimiento individual y organizacional.

Ellos postulan que una organización crea nuevo conocimiento a través de la construcción y por el proceso dinámico de conversión entre estas dos dimensiones de conocimiento; describen procesos virtuosos de conversión de conocimiento, pero no aclaran los problemas que confrontan las firmas cuando tratan de implementar los mecanismos que les permitan socializar el conocimiento tácito y codificar el tácito codificable.

MODELO DE CREACIÓN DEL CONOCIMIENTO
Según estos autores, la creación y crecimiento de la base de conocimiento de la firma depende de la interacción entre el conocimiento tácito y el codificado, y no sólo de la acumulación del primero por un lado y del codificado por otro. Ellos afirman que la creación de conocimiento organizacional tiene lugar principalmente a través del proceso dinámico de los siguientes modos de conversión:

Tácito a tácito, llamado socialización, que es el proceso de compartir experiencias y así crear nuevo conocimiento tácito. Su producto es el conocimiento armonizado. Este proceso es dificultoso desarrollar haciendo uso de las TIC, pues requiere compartir experiencias, con lo que tenemos un conocimiento eminentemente empírico y contextual. A pesar de ello, la simulación o bien los contactos virtuales altamente vivencias a través de video-conferencias puede superar en parte estas barreras.

Tácito a codificado, llamado exteriorización, que es el proceso de articular este conocimiento en alguna forma de conocimiento codificado. Genera conocimiento conceptual. La exteriorización se observa generalmente en la creación de conceptos y significados comunes, la que es generada por un diálogo o reflexión colectiva. En este caso, los foros de debates y comunidades virtuales favorecen este mecanismo. Siempre y cuando los miembros de la comunidad participen activamente y tengan el bagaje de conocimiento sobre el que cimentarán el nuevo conocimiento. Nuevamente vemos el conocimiento es contextual, aunque en este caso tiene hacia la racionalidad. Sin embargo, la racionalidad requerida no es la metódica, sino mas bien la reflexiva. Es decir en esta instancia opera a través de metáforas y analogías.

Codificado a codificado, llamado combinación, que es el proceso de sistematizar conceptos e implica la combinación de diferentes cuerpos codificados. Su producto es el conocimiento sistémico. Este es el dominio de la TIC como mecanismo de transferencia de conocimiento.

Codificado a tácito, llamado internalización o interiorización, que es el proceso de convertir conocimiento codificado en tácito. El resultado es la incorporación de conocimiento operacional. Este requiere de la experiencia personal y hábito para poder ser incorporado a la memoria, modificar la estructura mental del conocimiento y posteriormente ser incorporado a la tarea para producir una modificación de las rutinas. En este caso, los nuevos sistemas de diseño instruccional mediante el uso de TIC (diseños estéticamente dominantes, Flash, imágenes, simuladores) pueden en parte asemejarse al “learning by doing”.

La creación de conocimiento organizacional se da en tres niveles combinados entre sí: el individual, el grupal o de equipo, y el organizacional. El nuevo conocimiento empieza con un individuo, creador del conocimiento, y ese conocimiento personal e individual se transforma en organizacional, valioso para toda la firma.

Los individuos aprenden a través de los cuatro modos de conversión y, en la medida en que más individuos se involucran en el proceso, la conversión del conocimiento individual en organizacional se vuelve un proceso más rápido y efectivo, todo lo anterior refleja un proceso en espiral que comienza en el ámbito individual.

Trabajador del conocimiento
Drucker sostiene que en la Sociedad del Conocimiento por primera vez se estaría aplicando conocimiento al conocimiento para obtener una clase superior o más avanzada de conocimiento. Los trabajadores del conocimiento serían quienes con su actividad se ocupan de agregar valor al conocimiento que reciben como insumo.

Sin embargo, podríamos pensar que en todos los tiempos, todos los trabajadores hicieron uso del conocimiento para desarrollar una actividad, y además, crearon conocimiento en sus tareas, desarrollo propio de quien enriquece sus tareas diarias con nuevos modos o herramientas para su ejecución.

Para ensayar una nueva definición de trabajador de conocimiento, traigo a colación el primer punto del artículo publicado en esta misma sección titulado, “Management – Conocimiento: En busca del conocimiento organizacional”, al que pueden acceder en www.elzondabusiness.diarioelzonda.com.ar o bien en http://marketing-management.blogspot.com/. En el se hablaban de las rutinas y los quiebres, intentando una comunión de ideas entre Nelson y Winter, economistas del evolucionismo y, Martin Heidegger, filósofo existencialista.

Teniendo en cuenta esa antesala de justificación, el trabajador del conocimiento, entonces, no es aquel que opera con información, sino el que transforma la información en conocimiento modificando sus rutinas. Haciendo mención al artículo ya citado el trabajador del conocimiento es aquel que “declara los quiebres” en su tarea cotidiana, en la búsqueda de modificar productivamente su rutina.

Siguiendo el análisis de Rafael Echeverría, en su libro “La empresa emergente”, el argumenta, que una de las limitaciones más fuertes de la concepción tradicional del trabajo era el hecho de la limitación de su alcance a la tarea individual encomendada a cada individuo. Lo que sucede dentro de una organización actual, es que el individuo no es una unidad básica de trabajo con la que pueda medirse la productividad. La unidad básica a pasado a ser el proceso de trabajo, y si quitamos nuestro ojo analítico del proceso, perdemos dimensionalidad a la hora de redefinir la productividad.

Un examen rigurosamente crítico, debe reconocer la presencia de la tridimensionalidad en el trabajo:
• La tarea individual.
• Las actividades de coordinación.
• El trabajo reflexivo de aprendizaje.

El trabajo individual, sería el definido en el manual de funciones, y se le asigna a cada individuo bajo una norma de responsabilidad personal directa y exclusiva.

Todo sería muy fácil si terminara allí, pero sucede que el trabajo en las organizaciones no es una simple suma de trabajos individuales, sino más bien están articulados en procesos. La eficacia de un proceso no depende solo de las tareas individuales, sino también de las actividades de coordinación que permiten la articulación. Tanto una como otra, y en forma conjunta, aseguran la productividad presente de los procesos de trabajo.

Sin embargo frente a este controversial entorno al que nos vemos sometidos, es de vital importancia, una revisión continua de la forma en como se hacen las cosas para la diagnosis y generación de alternativas de trabajo mejoradas a futuro. Este es el trabajo reflexivo de aprendizaje, que indica una flexión sobre el si mismo del trabajo.

Vemos que la dimensión predominante en el trabajo del conocimiento, es la dimensión reflexiva. Además podemos agregar, que el trabajador del conocimiento, es aquel cuya herramienta de trabajo es la espiral de conocimiento.

¿SOCIEDAD DE LA INFORMACIÓN Y SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO?
El mejor libro que leí el año anterior fue “Diferentes, desiguales y desconectados” de Néstor García Canclini. En la segunda parte tiene una visión desgarradora sobre la realidad latinoamericana, y también un capítulo sobre la sociedad del conocimiento, que es muy esclarecedor.

“Durante la última década se ha triplicado el acceso a la red telefónica, fija y móvil”, explicaba el secretario general de la Cumbre de Ginebra 2003, Yoshio Utsumi. También dijo que las diferencias en este campo configuran desigualdades alarmantes: el 97% de los africanos no tienen acceso a las nuevas TIC, mientras en Europa y EE.UU. concentran el 67% de los usuarios de Internet.

Además, los rasgos cognitivos y culturales están distribuidos y son apropiados de maneras distintas, generando diferencias, desigualdades y desconexiones. Por eso, asegura García Canclini es riesgosa la generalización del concepto de sociedad de conocimiento a la totalidad del planeta, incluyendo centenares de etnias y naciones.

Los saberes científicos y las innovaciones tecnológicas, no solo están desigualmente repartidas entre países ricos y pobres, sino también en sectores intensivos en conocimiento y los que no, entre clases sociales, y aún entre edades. Por ello, la contextualidad importa, como también importa la historia, por lo que los estudios basados en la problemática de la diversidad cultural deben formar parte del diseño de políticas y estrategias en este campo.

Es necesario delimitar el alcance de la posición opuesta que afirma, desde la antropología, que las sociedades en todas sus épocas han sido sociedades del conocimiento. Estas afirmaciones conducen al relativismo cultural, que quiso resolver las desigualdades reduciéndolas a diferencias, siempre legítimas, entre culturas.

El incremento de información puede efectivamente generar conocimiento si se construyen formas nuevas de “cohabitación cultural” (Wolton). Esto apunta, a que los debates sobre información y conocimiento, luego de tanto avance producido para distinguirlo, deben enfocarse en reconocer la “diversidad cultural”. Lenguas, religiones y modos de organización, clases sociales y modos dispares de acceso a la información y entretenimiento según edades y nivel escolar.

La situación global es mucho más compleja e interconectada, a veces cooperativa y otras conflictivas, entre formas tradicionales y modernas de conocimiento. Desde una perspectiva evolucionista podría verse como paradójico que instrumentos como la televisión o Internet contribuyan a la expansión de medicinas tradicionales, por citar un ejemplo. O que grupos indígenas usen programas de computación para registrar y dar continuidad a sus mitos y cosmovisiones.

Los Estados nacionales siguen administrando ciertas diferencias, apoyando financieramente las formas de conocimiento apropiadas para el desarrollo y gobernabilidad. Incluso toleran diferencias religiosas o lingüísticas, si no cuestionan la estabilidad nacional.

Sin embargo, al mismo tiempo, el acceso a los conocimientos científicos gracias a los medios de comunicación y las TIC a niveles transnacionales saca de competencia a los Estados. Las empresas trasnacionales tienen gran parte de las radiofrecuencias y patrimonios culturales mediáticos, por lo tanto el papel de estas resulta decisivo en la gestión de la diversidad cultural para fomentar la transferencia de conocimiento.

Por otra parte, hay dos campos estratégicos en los que se juegan los compromisos entre la diversidad de contextos culturales y sociedades de conocimiento:

El primero es el papel hegemónico del inglés, el predominio de esta lengua agrava las distancias de grupos de conocimientos anglófonos de los que no lo son. El desarrollo democrático de una sociedad de conocimiento requiere de políticas públicas internacionales que garanticen la participación de un número más amplio de lenguas y culturas, así como condiciones discursivas y contextuales que favorezcan la reproducción y profundización de distintas tradiciones de conocimiento. A los científicos se les exige hablar y discutir en inglés, mientras piensan e investigan en otras lenguas.

El segundo, es la interacción entre TIC, formas de conocimiento y estructuras de poder económico y cultural. Una sociedad de conocimiento incluyente, requiere marcos normativos nacionales e internacionales y soluciones técnicas que respondan a necesidades nacionales y regionales, oponiéndose a la simple comercialización masiva y economía de escala mundial. No se aprecia que el mercado “organice” la interculturalidad ampliando las diferencias.

Podemos conectarnos usando las TIC con otros para informarnos sobre otros, como lo haríamos con maquinas proveedoras de datos. Conocer al otro, en cambio, es tratar con su diferencia contextual.

Finalmente, como destaca Luisa Montuschi, economista del CEMA, en un trabajo de su autoría “Datos, información y conocimiento”; es importante destacar que si existen dudas respecto de que hayamos ingresado a una Sociedad del Conocimiento, más dudas debe plantear el hecho de si el mayor conocimiento ha llevado a una mayor sabiduría, que es la etapa que sigue al estadio del conocimiento.

Aunque para muchos la sabiduría parece significar sólo la posesión de muchos conocimientos, sería más correcto sostener que la sabiduría es la habilidad de aplicar el conocimiento a los hechos importantes de la vida humana o como sostienen Ackoff y Emery “wisdom is knowledge with deep ethical values imposed on it”. Sabiduría es la sapientiae del latín que se diferencia de la scientia (conocimiento).

Para alcanzar la sabiduría no basta tener conocimiento y ni siquiera basta haber alcanzado un nivel de comprensión. Es necesario realizar un proceso de discernimiento, de evaluación y juicio entre lo correcto y lo incorrecto, entre lo bueno y lo malo. De este modo es posible alcanzar un estado de la mente caracterizado por una profunda comprensión y una amplia percepción. La sabiduría está impregnada de valoraciones, muchas veces no explicitadas.

Aunque con frecuencia la sabiduría está acompañada por considerables conocimientos formales ello no es condición necesaria. Se encuentran personas sabias entre quienes no tienen elevados niveles educativos. Y viceversa. La verdadera sabiduría parece tener poco en común con las nuevas tecnologías y con la avalancha de información o datos que hoy amenazan sumergirnos.
Marita Venturín Del Piero
consultor-externo@uolsinectis.com.ar

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